La lucha entre los Canamunt y los Canavall dejó una huella imborrable en la historia de Mallorca, marcada por enfrentamientos sangrientos y una represión implacable. Uno de estos episodios tuvo lugar en 1618, cuando una escaramuza en un paso de montaña dio nombre a un lugar que aún hoy recuerda aquella violencia: Es Coll de Sa Batalla.
Mallorca, 9 de febrero de 2025 – La Mallorca de los siglos XVI y XVII distaba mucho de ser una tierra de paz y tranquilidad, como en muchos casos hemos pensado. Era escenario de fuertes luchas por el poder de la aristocracia, algunos más alineados políticamente con el poder gubernamental y otros enfrentados de alguna manera con todos. La situación social era muy complicada, con una población empobrecida a tal extremo, próxima a la hambruna y, en épocas, inmersa en ellas.
El control de los medios productivos, controlados por la oligarquía de la nobleza con unos sistemas de corte feudal, condenaba a estas gentes al hambre si no se plegaban a su poder. En muchos casos, si no era así, marginaban a los díscolos condenándoles al hambre o a robar para poder subsistir. La represión era tal que el robo de unas hortalizas podía significar unos cuantos años de condena a galeras.

Los bandos quedaron divididos por lo que hoy día son las Ramblas y el paseo del Born.
Esta lucha por el poder llevó a dos famosas familias, los Canamunt y los Canavall, a años de enfrentamiento y lucha a muerte. Los enfrentamientos llegaron al extremo de que cada una de las facciones disponía de un ejército particular constituido por una banda (colla) de bandoleros, entre ellos algunos en busca y captura, aunque normalmente los responsables de estos grupos solían ser personajes no reclamados por la justicia e, incluso, pertenecientes a familias de un respetable nivel y clase social en los pueblos donde tenían su origen.
El objetivo de tales grupos era, cumpliendo las órdenes de sus protectores, ejercer las represalias y la violencia sobre quienes les señalaban y así mantener la iniciativa en los casos en que fuera necesario. Normalmente, su actividad tenía lugar en la part forana, donde se dedicaban a atemorizar y al robo. Cuando era necesario (fer afecte) cometer algún asesinato en la ciudad, se llamaba a alguno de ellos, que entraban en la ciudad y permanecían escondidos por sus protectores hasta el momento de la acción. Después de cometida, volvían a huir hacia las montañas y sus guaridas. Puede asegurarse que no faltaban las pendencias y reyertas entre estas bandas, lo que causaba más de un dolor de cabeza al virrey de turno.

Fiesta que se celebra hoy en día a propósito de aquella rivalidad.
La familia de los Canamunt tenía adscrita a la llamada colla de Selva, de donde eran naturales sus dirigentes, la influyente y acaudalada familia Ferragut, conocida como «Boda». Su jefe directo era uno de los hermanos llamado Bartolomé Ferragut, conocido como «El Negret Boda». Otros miembros destacados de la colla eran Jaime Gamundí, a.k.a. «Bord Gater». También formaban parte algunos miembros de familias bien estantes.
El caso es que los alguaciles (autoridad del Virrey) siempre andaban intentando desactivar a estos grupos de marginados de la ley, acudiendo a los lugares donde se presumía su presencia.

Muchos de los visitantes al Monasterio de Lluc, al llegar al desvío donde la carretera de Escorca baja hacia el referido Monasterio, encuentran un lugar llamado «Es Coll de Sa Batalla». Pocos son los que conocen el origen de esta denominación. Fue en 1618 cuando en dicho lugar tuvo lugar una escaramuza entre la colla de Selva y un grupo de alguaciles y delegados del Virrey, que la ciudadanía catalogó como «batalla» y de ahí el nombre de este coll.
A consecuencia de esta «batalla», la colla de Selva quedó bastante maltrecha y varios de sus miembros fueron apresados, entre ellos su cabeza en el mando, Bernardo Ferragut, Pau Santacreu y Antonio Domingo Menescal, los cuales fueron enviados a la Torre del Ángel (cárcel), juzgados en juicio sumarísimo y condenados a muerte. Mientras esto sucedía, se había hecho cargo de lo que quedaba de la colla de Selva el hermano de Bernardo, Mateo Ferragut,conocido como «Capellà Boda» (ya que era clérigo). Este planificó una serie de acciones para conseguir la liberación de los reos, sin conseguirlo, ya que fueron ejecutados dos días después.

Este fracaso desató una venganza que se ejecutó por un miembro de la colla llamado Antonio Gibert, conocido como «Treufoc», en la persona de D. Jaume Joan de Berga, oidor de la Real Audiencia. Esto ocurrió el 29 de mayo de 1619.
El asesinato de este caballero desencadenó una fuerte represión contra los bandoleros y fue detenido su autor, Antonio Gibert. Fue condenado y ejecutado el día 14 de agosto, mediante la crueldad propia de aquella época.
Esta historia ha dejado en la memoria popular una frase atribuida al condenado cuando era conducido al cadalso: «¿Que hen som de la mort d’en Berga?» (¿Qué tengo yo que ver con la muerte de Berga?).