Cada semana, más de 7.500 personas reciben alimentos frescos gracias a esta iniciativa de la Fundación Barceló.
Palma, mayo de 2025. En un contexto donde la pobreza y la vulnerabilidad social siguen afectando a miles de personas, el acceso a una alimentación digna se convierte en un derecho imprescindible y una prioridad urgente. Frente a esta realidad, la Fundación Barceló impulsa desde hace más de una década el Proyecto ALISOL (Alimentos Solidarios), una iniciativa ejemplar que proporciona alimentos frescos a quienes más lo necesitan en la isla de Mallorca.

Cada semana, más de 7.500 personas se benefician de este programa, que distribuye principalmente frutas y verduras de alta calidad a través de 24 entidades benéficas colaboradoras. La magnitud de su impacto es impresionante: en 2024, el proyecto entregó un total de 413.202 kilos de alimentos, contribuyendo a aliviar la carga de centenares de familias que atraviesan momentos difíciles.


La clave de ALISOL está en su modelo circular y eficiente, que combina producción agrícola propia, compras responsables y solidaridad colectiva. Parte de los alimentos provienen de la finca Son Barceló, en Felanitx, donde la Fundación cultiva productos de temporada. A ello se suman las adquisiciones realizadas en mercados mayoristas locales, y las donaciones de productores agrícolas y grandes superficies alimentarias, generando así una red comprometida con la justicia alimentaria.
Para garantizar que los productos lleguen en condiciones óptimas a los hogares, ALISOL cuenta con una logística profesionalizada que incluye dos locales operativos en Mercapalma y dos vehículos refrigerados, lo que permite mantener la cadena de frío y asegurar la frescura de los alimentos durante su transporte y entrega.


Las entidades beneficiarias forman un mosaico diverso que atiende a distintos colectivos en situación de vulnerabilidad. Entre ellas figuran organizaciones tan relevantes como Asociación Tardor, Es Refugi, Fundación Monti-sion Solidaria, Asociación Zaqueo, Fundación Patronato Obrero, Amar Ucrania, La Salle o Obra Mercedaria, entre otras. Gracias a esta colaboración, el proyecto llega a rincones muy distintos de la isla, desde Inca a Santanyí, pasando por Campos, Petra o Cala d’Or.
Pero ALISOL no es solo un proyecto de asistencia alimentaria: es también un ejemplo de compromiso ético, de responsabilidad compartida y de visión de futuro. Al apostar por productos frescos y saludables, promueve hábitos alimentarios más equilibrados. Al colaborar con entidades locales, teje lazos comunitarios. Y al sumar esfuerzos públicos, privados y sociales, demuestra que la solidaridad no es una utopía, sino una práctica concreta que transforma vidas.

Con ALISOL, la Fundación Barceló reafirma su papel como actor clave en la lucha contra la pobreza en Mallorca, recordándonos que detrás de cada caja de frutas o de cada entrega silenciosa hay algo más profundo: el reconocimiento de la dignidad humana y el derecho a vivir con lo básico cubierto.
En un mundo marcado por la incertidumbre, iniciativas como esta alimentan no solo el cuerpo, sino también la esperanza.

