Los trabajadores aseguran que llevan días conviviendo con malos olores y charcos en la zona de recogida de maletas
Palma, 6 de julio de 2025. Agentes de rampa del aeropuerto de Palma han denunciado públicamente que llevan varios días trabajando entre charcos de aguas fecales en una de las zonas donde se gestiona el equipaje facturado. Según relatan, la situación se debe a una fuga en una tubería, cuyas consecuencias siguen siendo visibles tres días después del primer aviso.
Los trabajadores, encargados de transportar las maletas desde la cinta hasta los aviones, alertan de la presencia constante de charcos con mal olor y color amarillento, lo que les obliga incluso a usar botas de agua. «Aena no toma medidas y estamos aquí trabajando con unos olores inhumanos para respirar», lamenta uno de los empleados afectados.
Desde Aena han reconocido que el pasado viernes se produjo una rotura en una tubería, pero aseguran que el incidente fue solucionado ese mismo día. Sin embargo, los trabajadores afirman que el problema persiste, tal como se constataba aún durante la jornada del sábado por la tarde.
En esa área del aeropuerto pueden llegar a trabajar hasta 180 personas durante las horas punta de los fines de semana, y muchos de ellos aseguran que han estado llamando repetidamente al centro de operaciones para solicitar una limpieza urgente, sin obtener respuesta. Una delegada de CCOO también informó por escrito de la incidencia.
Vídeos grabados por los empleados muestran el suelo completamente encharcado. «Llega un punto en el que tienes que ponerte las botas de agua», explican. Atribuyen este episodio a las obras en curso en el aeropuerto, y temen que estos inconvenientes se prolonguen en el tiempo.
El viernes, CCOO remitió una carta al director del aeropuerto, Tomás Melgar, para protestar por los efectos de las obras en el día a día del personal, y expresó su preocupación por la falta de recursos en materia de seguridad laboral. El sindicato considera especialmente grave que en una infraestructura de esta magnitud solo haya un técnico de prevención, cuando estiman que deberían ser al menos tres, con refuerzos adicionales durante periodos de obras.