Casi la mitad de los jóvenes españoles de entre 12 y 17 años ha sufrido algún tipo de ciberagresión, mientras que un 9,5 por ciento, además, ha sufrido ciberacoso, según un estudio elaborado por investigadores del IRIE de la UIB para el Observatorio Social de la Fundación la Caixa
El acoso cibernético o ciberacoso se define como un comportamiento agresivo e intencional que se produce de manera reiterada (una o dos veces al mes, como mínimo) contra una persona que no puede defenderse fácilmente en un contexto como el digital. Partiendo de esta premisa, cuatro de cada cinco víctimas no son conscientes de que sufren ciberacoso, según un estudio que han elaborado investigadores del Instituto de Investigación e Innovación Educativa (IRIE) de la Universidad de las Islas Baleares para el Observatorio Social de la Fundación la Caixa.
El proyecto de investigación «Los jóvenes con necesidades específicas de apoyo educativo sufren el doble de ciberacoso», de la convocatoria de 2021, para apoyar investigaciones sociales sobre tecnología y sociedad, también muestra otro dato destacado: prácticamente la mitad de los jóvenes encuestados había sufrido algún tipo de ciberagresión durante los dos meses previos a la participación en el estudio, si entendemos como ciberagresión aquellas conductas de personas que utilizan las tecnologías de la comunicación, como las redes sociales, el correo electrónico o los mensajes de texto para agredir a otras personas. Cuando las ciberagresiones cumplen ciertos criterios, se considera que ocurre ciberacoso.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores que han liderado el estudio, Àngels Esteller Cano, Albert Flexas, Eva Aguilar Mediavilla y Daniel Adrover Roig, del Instituto de Investigación e Innovación Educativa (IRIE) de la Universidad de las Islas Baleares, encuestaron entre marzo y junio de 2022 a 2.400 adolescentes españoles de entre 12 y 17 años; la mayoría, estudiantes de educación secundaria obligatoria.
El estudio se ha centrado en examinar cómo los avances tecnológicos y el creciente dominio del entorno virtual pueden influir en el ciberacoso juvenil, y en hacer especial énfasis en los efectos en víctimas con necesidades específicas de apoyo educativo (NESE).
Al respecto, la investigadora principal de este estudio, Àngels Esteller Cano, ha explicado que «el ciberacoso recibe cada vez más atención entre los investigadores, pero son pocos los estudios que se centran en el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. Este estudio, precisamente, busca llenar este vacío examinando la implicación y las consecuencias del ciberacoso en jóvenes con algún tipo de necesidad educativa».