El maestro de shakuhachi reinterpreta en Palma una de las canciones más queridas del repertorio japonés, evocando memoria, serenidad y poesía atemporal.
Palma, 15 de agosto de 2025. El shakuhachi, flauta de bambú japonesa, es un instrumento capaz de transformar el silencio en un espacio de contemplación. En manos del compositor y maestro Rodrigo Rodríguez, su sonido se convierte en puente entre culturas, llevando a Mallorca los ecos del Japón antiguo a través de piezas cargadas de memoria y emoción.
En su repertorio, una de las obras que más resuenan es Aka Tombo (“La libélula roja”), compuesta en 1927 por Yamada Kōsaku con letra de Miki Rofū. Esta canción popular, perteneciente al género Dōyō, es parte fundamental de la educación sentimental de varias generaciones japonesas, pues evoca la infancia, la vida rural y la nostalgia de los atardeceres de antaño.
Rodríguez reinterpreta Aka Tombo con el shakuhachi en un tono meditativo, prolongando la respiración de cada nota hasta fundirla con el silencio. El resultado es una experiencia sonora que conecta a los oyentes de Palma con la poesía intemporal del Japón tradicional, generando un diálogo entre la cultura nipona y la sensibilidad mediterránea.
Discípulo directo de Kohachiro Miyata, uno de los más reconocidos intérpretes de shakuhachi en el mundo, Rodrigo Rodríguez ha dedicado su carrera a preservar esta tradición milenaria y a renovarla con nuevas lecturas. Su música, además de ser un acto de memoria cultural, funciona como una invitación a detenerse, respirar y escuchar lo que el tiempo parece haber olvidado.
Con Aka Tombo, Rodríguez no solo revive una melodía popular japonesa, sino que ofrece al público mallorquín y mundial una experiencia espiritual y estética que trasciende fronteras, recordándonos que la música es capaz de unir lo lejano y lo cercano en un mismo instante de contemplación.