El flautista español afincado en Japón conecta Grecia y Oriente en una delicada adaptación del célebre Epitafio de Sícilo, explorando la memoria, la muerte y la belleza desde una mirada sonora contemporánea.
Palma, 27 de mayo de 2025. El Epitafio de Sícilo, considerada la composición musical completa más antigua que se conserva, vuelve a cobrar vida a través de una propuesta singular del flautista Rodrigo Rodríguez. Grabada en una estela funeraria del siglo I d.C. en la antigua Grecia, esta breve pieza musical con mensaje filosófico ha fascinado durante siglos por su llamado a disfrutar de la vida antes de que llegue la muerte. Ahora, este antiguo legado se proyecta hacia el presente gracias a una reinterpretación con shakuhachi, la flauta japonesa de bambú tradicionalmente asociada al budismo zen.
La adaptación no se limita a una mera traducción sonora de las notas originales, sino que plantea una lectura estética y profunda desde el universo tímbrico del shakuhachi. En manos de Rodríguez, este instrumento se convierte en un vehículo espiritual capaz de tender un puente sonoro entre culturas lejanas, dotando al epitafio griego de nuevos significados. Respiraciones pausadas, matices microtonales y silencios cargados de intención evocan una experiencia meditativa que rehúye cualquier reconstrucción literal.
Lejos de pretender una fidelidad arqueológica, el músico español se adentra en un ejercicio de arqueología musical creativa: un diálogo entre tiempos y geografías que resalta la vigencia de temas universales como la impermanencia, la belleza efímera del sonido y la huella de la memoria. Su propuesta invita a reflexionar no solo sobre el pasado musical, sino sobre cómo el arte sigue ofreciendo espacios de conexión íntima entre culturas y generaciones.