La obra de Glenda León revela una concepción holística del Universo. Constantemente explora y descubre la belleza de los más ínfimos –ya la vez inconmensurables– detalles de la vida cotidiana que nos son invisibles o pasan desapercibidos. El artista apuesta por un proceso continuo de resignificación de objetos, formas, materiales, para advertirnos que somos parte de un todo interconectado.
Este sentido de su arte es explorado en la exposición Cada forma es una forma del tiempo, en estrecha relación con la noción de autosimilitud de la conocida teoría de los fractales de Benoît Mandelbrot, una forma matemática de entender la complejidad infinita de la naturaleza.
La idea de que ciertos patrones se reproducen y ramifican en la medida en que cambian de escalera es asumida en primera instancia por Glenda León desde el paralelismo entre su trabajo y el de Joan Miró. El artista nos dice: “Al abrirme las puertas no sólo del taller, sino también del archivo de la Fundació, pude constatar varios puntos de encuentro con la obra de Joan Miró, que utilizaba pedazos de metales encontrados, hojas, ramas, entre otros materiales, por crear”. Y continúa: “las obras realizadas con mi pelo en 2001 [Cada forma del tiempo], fueron escogidas por su parecido en espíritu y forma con muchas de las piezas de Joan Miró, particularmente con tres de sus dibujos de 1971”.